viernes, 29 de julio de 2011

La otra merluza

Le decían La Otra, porque era la segunda novia del merluzón.
A la primera, la llamaban por el nombre.  A ella, le decían La Otra, como si no mereciera ser llamada con un nombre propio y mucho menos con un apellido.
Hasta ella se decía La Otra.  Se le había pegado de tanto oírse nombrar.
Los merluzones eran muy enamoradizos en ese arroyo.  Era muy normal que tuvieran dos novias y hasta tres.
Y es que es bien sabido que, por más que quiera, una merluza no puede agarrar a un novio infiel con un garrote, y ellos se aprovechaban de esa circunstancia.
Lo cierto es que ella era La Otra.  La segunda novia.  La que estaba después de la primera.
Y por más que se engalanara de pies a cabeza, por más que se cuidara hasta la última escama y se retocara las agallas y se hiciera buches de agua de lluvia, por más que se produjera esperándolo recostada en el fondo del arroyo sobre una capa de algas verdes, por más que se perfumara con feromonas de merluza, por más que intentara platearse con la luna, hiciera lo que hiciera, él no dejaba a la primera, a la que tenía nombre y apellido.
Al final, fue ella la que resolvió dejarlo.
Lo plantó bien plantado, un día que vino a buscarla para ir a pasear en la estela de una lancha.  Se aseguró de estar muy buena moza, de mostrarse ágil y nadadora.  Y le dijo en el lenguaje de las merluzas que se fuera con viento fresco, aunque, como las merluzas no son muy expresivas, no lo dijo así de bien.
Ahora goza de nombre y apellido.
Ha puesto una oficina en el centro del arroyo dedicada al turismo.  Organiza viajes a la laguna del medio, y se sabe que sus excursiones a las cascaditas son un éxito.
Cuando el merluzón aparece con su primera novia y sus merlucitos ella piensa con melancolía en lo que podría haber sido. Sin embargo, cuando lo escucha hablar y lo ve acomodarse las pocas escamas que le quedan, entonces piensa que tal vez no está tan mal ser una merluza soltera y de buen ver.
Dicen las ranas que la soltería le va a durar bien poco, porque todos saben que la pretende un dorado que llegó de Corrientes hace un mes.

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