lunes, 25 de julio de 2011

Historia de Restituta

Cuando nació le pusieron por nombre Restituta porque vino a restituir las cosas que nos habían sido quitadas.
Vino a devolver el orden de las cosas.  Vino a poner lo primero antes que lo segundo y lo último al final.
Vino a llamar al pan pan y al vino vino y a prohibir definitivamente lo prohibido.
Le pusieron por nombre Restituta y creció con el solo objetivo de ser la mandamás.
Comenzó restituyendo la alegría.
Dijo Restituta: -Que la alegría se haga.- Y todos los teléfonos sonaron y nos invitaron a una fiesta.  Y nos pusimos contentos y todos llevamos regalos. Y todas las primas hicieron una torta. Y enfriamos el vino. Y festejamos.
Dijo Restituta: -Que la alegría se haga.-  Y a todos se les dió por andar silbando.
Dijo Restituta: -Que la alegría se haga.-  Y todos los amigos volvieron al pueblo, fueron cayendo de uno en uno, dos el primer mes, otro el segundo y a los seis meses volvimos a tener la escuela llena de chicos y dos maestras.
Dijo Restituta:  -Que la alegría se haga.-  Y dejamos de tener dictadores y dictadoras.   Las radios se olvidaron los discursos y los periodistas empezaban a anunciar actos populares  y en mitad del anuncio se les trabucaba la lengua y terminaban comentando lo que comerían ese mediodía.
Dijo Restituta: -Que todos los chicos sean felices.- Y ese mismo día el Universo se puso en orden y cada vez que a un adulto se le daba por andar a los golpes le caía encima una lluvia personal y congelada que le dejaba los huesos temblando y los dientes azules.
Dijo Restituta: -Que todos coman.- Y de inmediato los gobernantes y las gobernantas empezaron a sentir retortijones y se fueron todos a donde la gente siempre quería que fueran y mientras tanto crecieron las mazorcas y los panes se levaron solos en los hornos  y un sonido de ollas y sartenes repicaba por todas partes y el olor de las salsas rojas y de los melones de verano invadió el aire.
Dijo Restituta:  -Que el sol salga y la lluvia venga.- Y llovió en los desiertos y se iluminaron las selvas.
Dijo Restituta: -Yo soy la mandamás, pero no mando más que lo que quieras. 
-Decime tus tres deseos.- dijo Restituta.
Y nos miramos todos con cara de desconcierto y dijimos:
-Que todos los que amamos sean felices.
-Que todos los que amamos estén sanos.
-Que amemos a todos.
Y dijimos -Ya está.
Dijo Restituta: -Eso es fácil.- Y nos restituyó todo lo deseado porque para eso había nacido, para restituirnos lo que se pierde cuando uno se hace viejo y bobo.

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