Uno calienta el agua y la vigila con las orejas y los ojos, esperando a que silbe bajito para sacarla.
Hay quien mira el espejo del agua y donde ve que le sube un rubor blanco como una nube dice - Ya está, lista para el mate.
Pero lo interesante es que el mate sirve para tender un lazo entre dos personas.
Uno dice -Vamos a tomarnos unos mates - y es como admitir que uno necesita del otro para no andar suelto como un confite en una palangana.
Mate va y mate viene uno trenza con el otro tomador historias y chistes y confidencias, y es como ir tejiendo una manta para taparse los hombros a la hora del rocío, o como tejer un toldo para protegerse del sol de enero.
Si uno ceba tereré es como ir a dar una vueltita por Misiones y si te alcanzan un mate dulce justo al amanecer es casi como despertarte con una palmadita cariñosa en el hombro.
Cuando uno se hace un mate amargo y se pone a estudiar, lo que uno está haciendo en realidad es darle tiempo a la cabeza para aceptar las ideas nuevas.
Y así es la cuestión del mate.
Finalmente cuando uno se ceba unos mates para uno mismo lo que en realidad está haciendo es consolarse, como acompañándose.
El mate es una infusión,si. Pero su simbología es tan profunda, tan grande la confianza con la que uno chupa la bombilla que chupó el semejante, que en realidad el mate es mucho más.
El mate es cosa de amigos.
Cuando sean grandes espero, mexicanitos míos, que compartan siempre algún mate.
Me los quiero imaginar amigos toda una larga vida, dos hermanos más hermanos que el sol y la tierra.
Escrito para el día del amigo de 2012 en Bahía Blanca (mientras me tomaba un café...jajaja).
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