- Es que Jesús fue un gran tipo - dijo el conejo - y por eso todos festejamos su cumpleaños - agregó.
-Todos somos criaturas de Dios, dijo el Chancho. Y las mariposas, que son de pocas palabras, aletearon afirmativamente.
El festejo es una fiesta grande, muy grande.
Van las luciérnagas todas engalanadas de luz y con su sola presencia iluminan la mesa grande.
- Es una fiesta a la canasta - dijo la araña - y las moscas salieron volando para ponerse bien lejos de su alcance.
- Como bebida, hidromiel - dijeron los colibríes - y las abejas descargaron la miel en el estanque.
- No hay como un estanque de Navidad - dijeron los bagres y los pejerreyes en su extraño idioma hecho de burbujas y de virajes.
- Si hace mucho calor ventilamos el aire - dijeron los murciélagos colgados cabeza abajo de las ramas de los árboles con sus alas extendidas al máximo.
Los perros y los gatos no suelen ir. Es que tienen familias humanas de las que ocuparse.
Por lo demás todos los bichos, los de la ciudad y del campo, llegan cargados de comida y de regalos.
Y todos los regalos, paquetes y paquetitos, se ponen al pie de un árbol grande. Si es un pino mejor, cosa de respetar las tradiciones. Pero sino lo mismo da, porque lo verdaderamente importante es preparar un buen sitio en el que las luciérnagas puedan iluminar las etiquetas que los cascarudos leen con voz de locutor a medida que entregan los paquetitos de colores.
Todas las criaturas, cuadrúpedas, bípedas, aéreas y hasta las pequeñas criaturas sin patas y sin brazos festejan la llegada de la Navidad.
- Porque Navidad quiere decir nacimiento - dijo el burro con aires de intelectual - y el nacimiento es el estallido de la vida.
- Sí, claro que sí, dijeron los caracoles, mientras caminaban despacio como los caracoles caminan, para llegar a horario a la fiesta el mes que viene.
Por eso, chicos, cuando vean luciérnagas, pero muchas luciérnagas, cuando vean que el cielo se ilumina, sepan que ahí está todo el bicherío festejando, como todos, la Navidad.
- Como bebida, hidromiel - dijeron los colibríes - y las abejas descargaron la miel en el estanque.
- No hay como un estanque de Navidad - dijeron los bagres y los pejerreyes en su extraño idioma hecho de burbujas y de virajes.
- Si hace mucho calor ventilamos el aire - dijeron los murciélagos colgados cabeza abajo de las ramas de los árboles con sus alas extendidas al máximo.
Los perros y los gatos no suelen ir. Es que tienen familias humanas de las que ocuparse.
Por lo demás todos los bichos, los de la ciudad y del campo, llegan cargados de comida y de regalos.
Y todos los regalos, paquetes y paquetitos, se ponen al pie de un árbol grande. Si es un pino mejor, cosa de respetar las tradiciones. Pero sino lo mismo da, porque lo verdaderamente importante es preparar un buen sitio en el que las luciérnagas puedan iluminar las etiquetas que los cascarudos leen con voz de locutor a medida que entregan los paquetitos de colores.
Todas las criaturas, cuadrúpedas, bípedas, aéreas y hasta las pequeñas criaturas sin patas y sin brazos festejan la llegada de la Navidad.
- Porque Navidad quiere decir nacimiento - dijo el burro con aires de intelectual - y el nacimiento es el estallido de la vida.
- Sí, claro que sí, dijeron los caracoles, mientras caminaban despacio como los caracoles caminan, para llegar a horario a la fiesta el mes que viene.
Por eso, chicos, cuando vean luciérnagas, pero muchas luciérnagas, cuando vean que el cielo se ilumina, sepan que ahí está todo el bicherío festejando, como todos, la Navidad.
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