La Admiradora que era? Era bruja o era hada?
Era buena o era mala?
Era cuerda o era loca?
Qué cosa era? Nadie lo sabia bien.
Intentábamos sacarla por el parentesco.
Yo siempre la tomé un poco en broma.
Era prima hermana del resentimiento ya que su tío era el fanatismo y su tía la superficialidad.
Se había casado a los dieciséis porque era de amores rápidos. También se había separado unas siete veces porque era también veloz para los odios. Pero ambas condiciones le habían permitido tener ya toda una familia de admiradoritos puesta al servicio de los admirables. La admiradora pensaba que pensaba, y era muy de decir - Porque, como yo digo.- ...y generalmente no decía, repetía nomás, la muy imitadora
Hasta que un día caí en la cuenta de que era muy, muy, muy peligrosa.
Pero no crean que fue hace mucho. Hace poco me di cuenta.
Es que nunca la había visto en acción en casos extremos.
Yo estaba ahí mirando a un incubo, a un demonio devorador de verbo fácil, y ella apareció, cámara en mano para sacarse una foto.
Le dijo - ¡Yo a Ud. lo admiro tanto!
El íncubo se retorció de placer. Y a mi me cayó la ficha.
La admiradora no es bruja, ni hada, ni persona. La admiradora es una entidad adoradora destinada a convertir a los incubos en dioses, a los dioses en figuritas y a los hombres en bobos.
Cuando la admiradora aparece, con sus admiradoritos a rastras, hay que mirar más atentamente que nunca. Adelante, seguro, hay una zanja.
Yo tuve una admiradora particular. Era de andar admirándome y yo creí que era por cariño. Pero no. Era esa cualidad del admirador, esa cosa de atribuirte virtudes que no tenés, para luego seguir admirándote u odiarte, según le venga en gana o le convenga.
Yo en ese momento no vi la zanja. Y fui a parar al fondo. Al fondo mismo.
Ahora estoy un poco más vieja y no soy más sabia, pero como dijo Vizcacha, el del Martín Fierro: "El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo". Por eso, cuando la vi sacándose la foto con el incubo, ahí nomas la reconocí. Ni hada, ni bruja, ni persona.
Estoy super advertida respecto a los admiradoras. Toman la forma de hombre o de mujer. Usan anteojos a veces, otras veces túnicas hiponas o maletines de cuero de marca conocida.
Yo les tengo miedo.
Si Ud. ve que está rodeado de admiradores amigo, cáguese en las patas. Hágame caso.
Es un buen consejo.
No se deje admirar. Es preferible una sana soledad, una crítica útil y hasta una discusión sobre algo indiscutible.
Así verá, mi amigo, todas las zanjas.
Es que es muy feo caerse hasta el fondo y no saber como salir, porque allá, en el fondo, no hay escaleras, ni barandas, ni nada. Se sale a veces y otras nunca se sale y la gente se queda ahí. Se queda.
Mantenga a los admiradores a distancia. Sepa que la zanja está cerca. Sonría pero no se lo crea. Y aprenda a distinguir quién es admirador, quién es persona. Pocas pistas puedo darle pero se me ocurre una. Observe al admirador potencial cuando habla con otros, observe atentamente. Cuando tropiezan con personas vulnerables no las admiran, las trepan.
Tema siempre a los admiradores, amigo. No se olvide de este consejo. Yo quiero que nunca, pero nunca, caiga en la zanja.
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