lunes, 26 de febrero de 2018

Me indina y me repuna

Si bien la ortografía no estaba entre sus méritos, era indudable que era un pensador.
De lector nada de nada, así que sus pensamientos, por así decirlo, eran de puro cuño.
Pensaba en muchas cosas.
Pensaba en la vida y en la muerte. En la riqueza. En el amor. Era un gran cultor del amor porque lo había conseguido de joven y para siempre. Ni él se lo creía. Pero lo había conseguido así, de sopetón y para siempre.
Pensaba sobre los amigos, sobre la trascendencia de la amistad o su intrascendencia. Pero no la llamaba así porque la trascendencia en su mundo sin letras se llamaba tracendensia o de cualquier otra manera, según como viniera el día.
Hasta que llegó facebook.
Ahí se dio a conocer. Eso sí: nunca entendió por qué se le llenaban los cuadritos de palabras subrayadas.
Es que él era un pensador, no un escritor.
El era un pensador oculto, un verdadero Platón, un filósofo de los de antes.
Quiso, sobre todo, explicar en facebook la cuestión de la muerte.
Porque no creía en la inmortalidad del alma.
Pero no le parecía bien eso de matar a los muertos para siempre, así que, aprovechó el facebook para hacerle saber a los muertos, y los vivos, que cuando uno se muere ya es tarde para revanchas.
Le escribía cartas al padre que se había ido ya siendo viejo, pero no lo suficientemente viejo como para que no lo extrañara.
Le decía:
Viejo Querido, te estraño. Vien sabes vos que no la pasamos facil. Que la vida se emperró en dejarnos sin el pan y sin la torta pero nos rebuscamos para no ser tan infelices. La vieja, tu vieja, se murió y los parientes nos prestaron la tumba. Ni para tumba teníamos. Nos criaste como pudiste y no salimos tan fuleros, tal vez porque nos enderezaste a cachetasos cuando nos quisimos torcer. Porque nos quisimos torcer viejo. Te estraño viejo. Me hubiera gustado que la tubieras mas facil porque a la gente que le resulta mas facil la respetan mas en estas tierras. El hombre que nacio con la cuchara de plata en la boca, como dicen, no se enoja, se viste bien y no anda dando lastima. Pero no te preocupes viejo. Nunca nos diste lastima. Al final te jubilaste y yo, la verdad, que nunca los quise mucho a los del gobierno, tuve que darles las gracias. Con gusto lo hice porque jubilado no tenías que arrastrarte. Pero te juro viejo que les di las gracias, pero no se los perdono tampoco. Que como los muertos no tienen revancha yo voy a decir lo que me indina. Porque me indina y me repuna viejo haberles dado las gracias. Pero no los perdono tampoco, ya te dije. Y es raro eso.
Era un pensador. Un filósofo de los de antes. Pero era de ahora. Escribía en el facebook. Para los vivos y los muertos, que no tienen revancha.
Y otro día escribió, filosofando:
Me indina y me repuna, para que lo sepan. Me repuna sobre todo lo que vi en la Capital. Parece tierra de otros. Me viene a la cabeza esa serie de niños gigantes que jugaban con ombrecitos. Yo y mi mujer eramos los ombrecitos y a los gigantes no los vimos pero seguro que abía una mocosa maldita riendose de nosotros que estabamos como atontados con tanta plata que se veia por ai. Y lo que me repuna me indina, si es que se escribe así, pero creo que si y igual no importa. Me indina que los niños gigantes jueguen con nuestras vidas chiquitas. Eso quería decirles.


Como era de verdad filósofo, y la filosofía es cosa de preguntar y responder, un día se preguntó ¿De qué se acordaba Funes el memorioso?...y escribió en el Facebook
¿De qué se acordaba Funes el memorioso? De todo, contaba uno que se yamava Borges. Y por eso reventó.
El pobre Funes se acordaba de todo, de todo, de asolutamente todo lo que había vivido. Y reventó. Porque es malisimo no poder olvidarse de nada, ni siquiera de la ves que le dijiste tonto a tu papá. Pero ¿De qué se acordaba Funes en realidad? Solamente de las cosas que había vivido o leido o le habian contado. O sea que Funes no se acordaba de todo. Eso queria yo decir. Que no siempre todo es todo.
Siempre todo es una parte de todo, no es todo esactamente. Esta es una reflesión que quisiera hacer porque me trajo tristesa. Una ves me pelie con un amigo del alma porque estabamos que los militares si que los militares no que Perón si que Perón no que los radicales si que los radicales no. Y nos peliamos feo y ahora no nos vemos ni en el facebook. Y yo le quisiera decir a mi amigo que yo reflesione sobre el tema y me gustaria volver a hablar con el.
Para decirle a mi amigo que pienso que el problema es que hablamos desde la memoria. Y la memoria es incompleta. Imperfeta para discutir. La memoria sirve para emosionarse, pero no para discutir. Porque uno se acuerda de la emosion, de lo que sintio esa ves que Perón y Balbín se abrazaron (los dos se escriben con acento me dijo mi mujer), uno se acuerda de esa ves que una bomba rompio el espinaso de una persona y uno era chico y le tuvo miedo a la bomba y de la ves que te contaron del chico comunista y maricón torturado hasta morir y sintió orror. Pero ¿que pasa amigo si solo te acordás del del espinaso pero ni te enteraste del chico comunista y maricón? ay viene el problema, ay discutimos y no nos ponemos de acuerdo, solamente porque la memoria es imperfeta o incompleta mejor dicho, como me gusta decir.
Entonces esta este asunto de la memoria. Para eso hay que leer me decia la maestra, para que alguno que sabe mas nos preste la memoria. Pero hay que leer de muchos porque uno sino corre el riesgo de leerse una memoria tambien imperfeta o mejor dicho incompleta como me gusta decir a mi.
A mi amigo me gustaria desirle que hablemos otra vez. Pero me repuna pensar en que se acuerde solo de las cosas feas que le dije. Porque seguro que le ocupan mucho lugar en la memoria, aunque yo no me acuerde solo de las fealdades. Si mi amigo quisiera yo no me acordaria porque me olvidaria porque no soy Funes y el podria tambien olvidarse y podriamos hablar otra ves. Y por ahi armar entre los dos una memoria nueva. Porque a mi me gustaria dejarle a los chicos una memoria nueva, muy conversada, porque ni mi amigo ni yo somos de leer y para armar una memoria nueva ibamos a tener que hablar y hablar. Mi amigo y aprendimos esa costumbre de leer. Como dijo la abuela de las Mirazú. No leíamos ni el Patorusu.




....y continuará????


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