miércoles, 16 de enero de 2013

Vacaciones, profesías y exorcismos

La Navidad del 2012 y el Año Nuevo del 2013 fueron las vacaciones más vacaciones de las que tenga memoria.
Nada de andar paveando por una playa u ordenando cajones en casa.
Vacaciones de la vida nos tomamos.
Vinieron los sotretitas de México con padres incluidos y pasamos unos días en el patio y recontra lejos de amarguras y problemas.
Ah México!  Qué suerte que tenés que las patitas de mis sobrinos te recorran.
Tres veces intenté pensar en treinta días y no me salió.  Por eso me limité a andar de acá para allá como un derviche gordo, con Uñaqui colgado de un brazo y los ojos puestos de refilón en Mateotín, que me daba bien poca bola.
Eso sí me mandé algunas profesías como para despuntar el vicio y para exorcizar desgracias nomás.
Claro que es complicado que la gente entienda esto de las cosas que anunciás para que no ocurran, como por ejemplo empachos por atracón de huevo duro.
Uno dice que pasará tal cosa para que el otro, el que está enfrente, de puro caprichoso nomás, ponga la fuerza de la contradicción en marcha y te arruine el vaticinio.  Así uno termina feliz, con una profesía de desgracia totalmente arruinada, pero contento como un zapato.
Vacaciones.
Vacaciones de la vida de uno, eso es lo que hace falta de tanto en tanto.
Pero al final se terminaron y aquí estamos.
Profetizando y exorcizando desde Bahía Blanca, donde nunca se pone la tristeza.  Pobre Bahía.  Como si ella tuviera la culpa de que uno recalara aquí más vacío que un botellon lleno de nada.
La cuestión es que uno mira por internet a los Mateines y piensa, suerte para vos, México, que los tenés, en patas y a los gritos.




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