Y además de Uñaqui nos salió Cocorito. Re cocorito en realidad.
Porque como buen latinoamericano no se conforma con algo menos que re.
Vaya a saber por qué.
Tiene pose natural de matoncito, cosa que demostró ni bien pudo pararse sobre dos las dos patas flacas que Dios le dió.
Y ni que hablar cuando se arrodilla y una vez en esa pose estira una patita como si fuera lo más cómodo del mundo quedarse haciendo nada tirado por el piso, pata para el costado y mirada desafiante como diciendo - - A ver, vení, vení si te animás.
Me pregunto cómo será dentro de algunos años y espero que siga siendo un poco Cocorito porque así me gusta a mi. Cocorito y más lleno de risa que un cascabel.
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