Querida Caviar:
Esta vez te escribo una carta llena de tristeza.
¿Te acordás? Sam brilla en la oscuridad. Su tatuaje es fluorescente y le chorrea desde la cabeza.
Vos decías que parecía un cake desagradablemente decorado con un glaseado fluorescente y desparejo.
Sam usa peluca.
Porque antes de tatuarlo lo sometieron a depilación laser de punta a punta para que no pudiera ocultar su tatuaje.
Sam brilla en la oscuridad. Es una mala persona Sam.
El tatuaje lo marca para que todos sepan que es sexualmente violento. Un abusador. Un loquito. Así pasa en la plataforma...tenemos que soportar a esta clase de delincuentes también.
Estamos desolados.
Atacó a una pequeña suora, una de esas pequeñas e inofensivas religiosas que andan predicando el amor de un Jesús replicado.
Recuerdo muy bien que vos lo tenías a raya. Que le ponías límites y cuando estabas acá no lo dejaste acercarse nunca.
Y que cuando Rhum estaba en la plataforma le habías prometido hacerlo picadillo si se acercaba a menos de dos metros de nuestro hijo.
Sam brilla en la oscuridad. Pero eso no evitó que la pobre suora sufriera su violencia.
La acorraló porque podía ser acorralada. No creía en el mal la pobre, no entendía la violencia.
La Suora madre ahora está presa dentro de esta prisión. Una presa dentro de una plataforma prisión. Presa tres veces. Una vez presa en la nave. Otra vez presa por su tatuaje. Y ahora presa en la prisión porque atacó a Sam con un tenedor de trinchar.
Siempre decíamos que a estas pobres mujeres, presas porque el Papa quería edulcorar su religión, había que borrarles los tatuajes y dejarlas vivir en sociedad.
Una pena que nuestra opinión no pese para nada.
En un ambiente distinto al de la plataforma estas monjas hubieran sabido más de la violencia común entre los hombres y mujeres. Tal vez la Suora Superior no se hubiera sentido tan responsable y quizá, solo quizá, no lo hubiera atacado con el tenedor.
Ahora la Suora suma a sus tatuajes de cruces la imágen de un tridente que partirá desde la frente hasta el mentón. Un tridente que le dibuja tres colmillos, para ella también fluorescentes, abajo de la boca.
Ella, que estaba orgullosa de sus crucesitas ahora también tiene tatuado el símbolo del demonio (eso dijo).
Y encima Sam sobrevivió. Por el momento está en una celda al lado de la de la Suora. Creo que no saben que hacer con él. Durante años se ha fomentado la cuestión de prevención y reforma, ignorando lo que todos sabemos: hay personas que no cambian.
La próxima semana van a formar el tribunal.
Un juez por parte del Sistema, otro por parte de la víctima y otro por parte del victimario. Veremos. Tendrán que acordar.
No se me ocurren buenas noticias en esta oportunidad.
Espero tu carta. Siempre son buenas las noticias desde la tierra.
Describime el paisaje al menos, el color del cielo, cualquier cosa. El cielo en la plataforma no deja de llenarme de eso que se llama congoja por tanta belleza y tanta oscuridad.
Te mando un abrazo de padre a madre, querida Caviar. Que la tierra te sea grata.
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