lunes, 25 de julio de 2016

Cuando Juan María Sancho Mirassou y Mateo José Sancho Mirassou nacieron también nacieron estas páginas.
Es que quise que ellos supieran de dónde vienen, que entiendan los colores de la lengua con la que le hablamos, que guarden en algún sitio las anécdotas y los paisajes de nuestras pequeñas vidas. 
Y como todos nosotros volvimos a nacer con ellos porque dejamos de llamarnos como nos llamábamos y nos re titulamos desde el punto de referencia que son Juan y Mateo.
Y para que todos entiendan de qué se trata es necesario explicar que cuando digo "el tío José" no estoy hablando de mi tío, sino de José, el tío de Mateo y Juan.  La abuela Ethel es mi mamá, pero es la abuela de Mateo y Juan.  
Aparecen también otros abuelos, titulados antes y a partir de otros puntos de referencia.  Así el abuelo Pedro, la abuela Lita, la abuela Lopez y la abuela Elena son abuelos porque la llegada de los primeros nietos congeló su estatus y su título para siempre y no pudieron ser promovidos a bisabuelos o tatarabuelos simplemente porque la generación anterior fue el centro del universo que se crea con el nacimiento de cada generación. 
Entiéndase entonces que los personajes de estas historias son personajes que en realidad son personas.  Personas amadas. 

Así, y para que todos entiendan lo que entendemos lo que fuimos co protagonistas, les cuento quién es cada uno.


Los Mateitos son Juan María y Mateo José, hijos de Mateo Sancho y por eso "Los Mateitos", también son "Los Sanchitos" y "Los dueños".
Verónica Mirassou y Mateo José Sancho y Maldonado son los papás de Juan María y Mateo José (los dueños).
La abuela Ethel y el abuelo Juan son los abuelos de Juan María y Mateo José.   Son  Ethel María Mariotto  y Juan Beltrán Mirassou y son los padres de Andrea, Claudia, Ana y Verónica Mirassou, esta última mamá de los nenes. 
La abuela López y el abuelo López son los tatarabuelos de Juan y Mateo.  Abuelos de Ethel y bisabuelos de Verónica.
La abuela Lita y el abuelo Pedro son Lita López de Mariotto (Angeles) y Pedro Luis Valentín Mariotto y son los bisabuelos de  Juan y Mateo.   Son los papás de la abuela Ethel y abuelos de Verónica. 
La abuela Elena y el abuelo Adolfo (o Próspero) son Elena Sabina Curutchet y Adolfo Mirassou, bisabuelos de Juan y Mateo. Son los papás de Juan.  
El tío José es José Miguel Bidegain, esposo re querido de la tía Andrea y por eso y por amor tío de Juan María y Mateo José.
La tía Andrea es Andrea Mirassou, autora del  blog.
Carlos Bidegain es el papá del tío José Bidegain.

















miércoles, 13 de julio de 2016

Por si me voy

Se ve que soy terriblemente cagona.
Tengo miedo de morirme antes de despertar.
Por eso escribo.
Para romper las pelotas hasta después de muerta, como sin duda alguien opinará.
Estuve elucubrando si pedirles que desparramen mis cenizas en la cima del Aconcagua, pero llegué a la conclusión que era mucho menos rompepelotas que otra serie de cosas que deseo.  Les libero de tamaña boludez y hagan exactamente lo que se les antoje al respecto cuando llegue el momento de deshacerse de lo que no es uno, ya que lo que uno es se llama alma, a falta de mejor nombre o definición.
Si.  Me parece más adecuado pensar en cosas tales como decirle a Claudia que se compre un lindo lugar donde vivir.   Decirle a Vero que le haga unos carteles a Mateo para pedirle que no se duerma tan tarde ni juegue tanto a esos jueguitos porque debe demostrarle a Vero que le interesa más la vida real que la vida ficticia en la nube.   Que Vero se recuerde a si misma que no debe ser sirvienta de nadie porque todas las mujeres nacemos para ser tratadas como reinas tanto por los esposos como por los hijos y los allegados.
Que José se cuide mucho y se acuerde de no comprar jamás vino en damajuana.
Que Mateo y José se acuerden de lavar siempre bien la ropa y no tener jamás olor a viejo abandonado.
Que Claudia se ocupe menos de los demás o por lo menos con más armonía, ya que tiene que ocuparse más de mamá y Ana.
Que Vero y Mateo hablen mucho porque Mateo José Sancho Mirassou tiene autismo y Juan María tiene un hermano que tiene autismo entonces tienen que acompañarse más.  Verónica necesita que Mateo aprenda a ser un papá más presente y tradicional y que en todo caso sean más pobres pero vivan más tranquilos.  No quiero dejar de decirlo.
Yo hice todo cuando pude en mi tiempo, y se que no hice mucho.  Pero es lo que se pudo.
Quiero que si me pasa algo mamá esté tranquila porque donde sea que esté papá va a estar conmigo, hinchándome todo el tiempo con singular alegría y amor.   También hay unos cuantos que quiero allá donde solamente hay almas. Los abuelos y bisasabuelos y todos esos amigos tan queridos.   No se si iremos a parar a algún lado pero lo que se es que, si así fuera,  veré a unos cuantos que quise mucho y me resultaban muy divertidos y ya saben que soy una persona gregaria y no pienso estar sola.
Mi principal recomendación es para mamá.  No te hagas tanto problema por Ana mami. No vivas tratando de enseñarle cosas.  Ella sabe todo lo que es necesario saber.  Es buena.  Jamás lastima.
A Ana Inés le pido que sea buena y generosa con José como lo fue conmigo cuando me fui a Bahía. Porque José necesita a sus hermanos, aunque a Vico no pueda tenerlo.  Tenés que querer y cuidar a José porque él te quiere.
A la gente de Saladillo me gustaría decirle que cuide las plantas y que no haya papeles tirados para que Ana pueda salir a pasear sin preocupaciones.  Pero sospecho que es al divino botón.  Así que si existiera la posibilidad de ser fantasma me ocuparía de hacer cagar en las patas a todos los que tiran árboles y ensucian el pueblo.   Se lo merecen por brutos.  Y la brutalidad y la ignorancia deben combatirse  porque  toman la delantera en cualquier momento de crisis.
El sentido común y el buen corazón tardan en reaccionar y si bien terminan predominando la suya es la carrera de la tortuga y la libre.  Tardan en prevalecer las cosas buenas y mientras tanto la bestialidad hace estragos. Por eso hay que cuidar la educación de la gente.  Poco podemos hacer pero hay que desear que la gente sea más educada.
A todos los que quiero les digo que se cuiden los unos a los otros.
Hay amigos que se han ocupado de estar conmigo.  Son unos cuantos.  Uds. saben quienes son.   Diganlés que, al igual que uds. hay que hacer mucha fuerza para ser felices y darse besos y abrazos todas las veces posibles con la gente que lo quiere a uno.  Si es posible cada noche antes de dormir.
A mis ahijados, Pablo y Antonella,  me gustaría decirles que sigan siendo lo que son, chicos buenos. Pero que hagan un esfuerzo mayor por ser felices.  Que dejen de lado lo que ellos piensan de si mismos y de como deben ser las cosas y sean más audaces para la felicidad.   Bahhhh...eso va para todo.
A Alejandro que deje de pelear con la gente.  Porque a veces  hace daño sin querer (a mi me lo ha hecho)  y el puede ser mucho más feliz si no se pelea tanto y tan violentamente.
A mis seis sobrinos quiero dedicarles un párrafo bien pensado, muy muy pensado, porque quiero hablarles casi como si fuera su mamá.  Presten atención a los que voy a decirle:  Digan siempre la verdad y no vivan buscando el éxito.  El único éxito es ser feliz sin lastimar a nadie.  Las cosas que quieren sus padres no deben desviarlos de la meta de buscar una vida buena, una vida en la que sean amados y respetados por lo que son, no por lo que representen o lo que tienen. Eso es todo.  Si buscan felicidad en el amor y respeto genuinos no pueden fallar y van a ser personas de las de verdad.  El único mandato que vale la pena respetar es ser buenos y felices.  Las dos cosas juntas.  Creanmé.  Cuando uno se hace viejo lo va teniendo muy claro.
Se me ocurren tantas cosas que quisiera decir a tanta gente que esto puede tornarse aburrido.
La gente se ha acostumbrado a buscar plata como meta de la felicidad.  Pobre de ellos.  No la tienen clara.  Lo bueno es encontrar un sensato equilibrio.
Besos a todos.  Hagan cosas lindas y vayan a bañarse en el mar caribe de vez en cuando.
Andrea