lunes, 29 de junio de 2015

Las serpientes de luz y el Río Tenebroso

El hombre Buho se había llevado a mamá Vero y extendiendo sus alas gigantescas había entrado por la boca de la cueva que llevaba al Río Tenebroso. 
El Río Tenebroso era un río veloz que corría por debajo de la tierra y conectaba las cuevas en las que vivían las mariposas gigantes, las brujas sin boca y los ídolos dorados. 
Juan y Mateo decidieron ir a rescatar a mamá Vero en una canoa pequeñita.  Tenían solamente dos remos, Juan un remo rojo y Mateo un remo azul, y valientemente entraron por la cueva en la que el Río subterráneo corría rápido y sonoro. 
Pasaron muchas cosas en el Río Tenebroso y los chicos vivieron muchas aventuras, pero la aventura más aventurosa fue la que vivieron cuando entraron a la cueva de las serpientes de luz. 
Juan y Mateo remaban muy rápido porque escuchaban la vos de mamá Vero que gritaba "Ayuda, Ayuda" pero a medida que avanzaban se internaban en una caverna cada vez más oscura y ya ni siquiera se veían el uno al otro.
- Vamos, vamos - gritaba Juan , y Mateo hundía el remo en el río con tanta fuerza que avanzaban a los saltos. 
- Mamá, mamá - llamaba Mateo, y se escuchaba que a lo lejos mamá Vero gritaba - Aquí chicos, por aquí. 
De pronto el río describió una curva muy cerrada y la oscuridad fue tan oscura que ya no veían absolutamente nada.  Los chicos sintieron que la canoa chocaba contra una pared y el golpe fue tan fuerte que casi se da vuelta.  Sin embargo Juan y Mateo usaron los remos y se alejaron de la pared de la caverna y de pronto todo se iluminó como si hubieran entrado dentro de un gran shopping. 
Es que habían llegado a dónde viven las serpientes luminosas. 
Enormes serpientes retorcidas hechas de luz dormían sobre las rocas y miles de serpientes luminosas nadaban en el agua e intentaban subirse a las canoas. 
Mateo vió que una gran serpiente se enredaba en su remo y llamó a Juan que rápidamente la empujó con su remo y la hundió en el río hasta que la vió hundirse en la profundidad iluminando todo. 
Los chicos remaban y remaban pero casi no podían avanzar entre las serpientes multicolores. 
Parecía que nada iba a salvarlos.
De pronto vieron que el río se adentraba en un gran manglar en el que los árboles formaban una red cerrada como una canasta en la que las serpientes no podía entrar por miedo a no poder salir    - Hacia los árboles - dijo Juan.  -Hacia los árboles- gritó Mateo y remando al mismo tiempo lograron llegar a la red formada por los árboles. 
- A bajar de la canoa y levantarls - dijo Juan . - A levantarla - gritó Mateo.  Y agarrándose con fuerza de las ramas pudieron arrastrar la canoa y muy despacio llegar a la orilla. 
Cuando llegaron a la orilla estaban tan cansados que tuvieron que tirarse a descansar.  Veían a las serpientes retorcerse furiosas porque se habían escapado. 
Pero no habían podido llegar a dónde el hombre Buho tenía a mamá Vero y la oían gritar - Ayuda, Ayuda. 
Mateo se levantó rapidamente y comenzó a correr por la orilla del río, tropezando y levantándose mientras gritaba - Mamá, mamá. 
Juan lo seguía un poco más atrás.   De pronto vieron una gran puerta oscura y los dos, casi al mismo tiempo, la empujaron. 
Ahí estaba mamá.  El hombre Buho la tenía agarrada del pelo rubio con sus garras. 
Juan y Mateo se dispusieron a luchar.   Pero esa es otra historia. 

jueves, 25 de junio de 2015

La bruja aventurera

No todas las brujas nacieron para andar preparando hechizos.
Ni todas las brujas nacieron para volar en escoba. 
Ni todas las brujas nacieron para dedicarse a hacer maldades por el barrio.
Hay brujas que nacieron para dedicarse a la aventura y esas brujas son las brujas más peligrosas porque contra los aventureros no hay precaución que valga.
Esas son las brujas que viajan a países que nadie entiende.   Las que duermen en colchones de un metro y medio de alto como si fueran las famosas princesas de garbanzo.    Las que desprecian los tesoros escondidos al menos que puedan gastárselos legítimamente en cuatro cenas.  Las que aprecian las historias inventados por otros pero no siempre tienen la voluntad de inventar historias propias, aunque cuando las inventan son historias fantásticas llenas de gente extraordinaria.  Las que tienen escobas que no vuelan, como ya dije, pero que tampoco barren, a menos que sea estrictamente necesario. Las que compran plata en los bancos como otros compran bananas en el mercadito de la vuelta.  Las que creen en la ensalada de rúcula más que en la polenta con queso quartirolo.
De ese tipo de brujas es la tía Claudia.
A veces cuesta mucho trabajo hablar con ella.
Es que está pero no está.
Es que cuando uno la está mirando desaparece y uno se queda hablando el fantasma de su presencia que queda impreso en el espacio diez minutos más que ella misma.
La tía Claudia es el tipo de bruja a la que no se le dan muy bien las fogatas ni los aquelarres.  Es bruja de andar sola, curioseando cosas que a nadie le interesan.
Es que a la tía Claudia le cuesta involucrarse con las cosas humanas.  Ella prefiere hablar de la mancha que dejan los hombres malos en la tierra y el quitamanchas adecuado para borrar la huella.  Le gusta analizar el carácter del Papa, jefe de todos los católicos apostólicos romanos, pero cuando intuye que el hombre anda en asuntos tan terrestres como la diplomacia prefiere perdonarlo y olvidarlo.
Si Juan y Mateo necesitan a la tía Claudia bastará conque la llamen.  Ella sin dudarlo apelará la magia de las tarjetas de crédito y en un abracadabra estará donde los chicos estén, dispuesta a ocuparse de a ratitos, en el tiempo libre que le dejan sus soledades.
Cuando los chicos crezcan la tendrán siempre cerca.  Porque la tía Claudia tiene poderes enormes y no se le resisten ni los teléfonos presentes ni los que están por venir, tan prácticos que parecen pura telepatía.
Juan de a ratos la acompañará y a veces desaparecerá, igual que ella, perdido en el mundo inmaterial de las comunicaciones, mientras Mateo siempre estará escapando, igual que la tía misma, ejerciendo de vigilante solitario.
La tía Claudia es una bruja aventurera.  Incómoda como todos los aventureros pero igual de entretenida.