La noche a veces es más oscura y a veces más clara.
A veces hay estrellas titilando y a veces por más que estén y titilen no es posible verlas.
Y están el amor, la ira, la melancolía y la alegría.
Todas cosas de las que vale la pena hablar.
El amor es una cosa extraña porque uno diría que no puede asirlo, no puede pesarlo, no puede medirlo en escala decimal ni en ninguna otra escala.
Pero esa inmaterialidad a veces lo atraviesa a uno como si el pecho fuera un túnel y con un fárrago propio de mil trenes nos recorre y se dirige, pura energía, hacia el ser amado.
Generalmente duele.
Duele con ese dolor indeterminado con el que duele el alma, dolor de violines.
El amor entonces es una energía medible que simplemente no se ha medido. ¿Cómo podría sino sentirse?
La ira es diferente. Es una energía entrópica. Una especie de tornado que nos vacía. La ira es también energía sólo que se lleva cosas que no podemos inventariar.
La ira es mala para las personas. Las resquebraja de a poco hasta que un día alguien dá un portazo y la persona se desmigaja y cae pulverizada. Pero para cuando cae pulverizada ya hace años que estaba rota, quebrada en pedacitos.
miércoles, 15 de enero de 2014
martes, 7 de enero de 2014
Los reyes magos
Eran tres los reyes eran tres.
Venían en camello porque tenían que cruzar el desierto para llegar a cualquier parte.
Llevaban unos regalitos de reyes para lo que era la época. De la mirra me acuerdo y había otras cosas.
Pero era así hace dos mil años.
Ahora traen cosas más actualizadas como juguetes electrónicos y muñecas que se parecen a la próxima última top model.
Cuando llegaron a León Guanajuato venían ya con los camellos cansados porque les había tocado pasar por China y se sabe que en la China hay más chicos que estrellas en el cielo.
Por eso es que cuando vieron que Mateotín y Juan les habían dejado una botella de Champan denominación de origen es que decidieron empinar el codo. Sobre todo porque también se habían preocupado por dejarles tres copas de cristal del bueno y para los camellos una palangana entera de agua recién extraída del botellón de agua mineral.
Y claro, se tomaron el champán medio de golpe y con el estómago vacío y cansados como estaban, se quedaron dormidos mientras esperaban a los lentos de los camellos que no se cansaban de comer.
Por eso a la mañana Mateotín y Juan se los encontraron roncando a pata suelta en el patio.
- Mamá, mamá- gritó Juan mientras Mateotín inspeccionaba a los sujetos.
Y mamá, que es diligente, vino apresurada a ver qué pasaba.
Y se encontró con los tres reyes dormidos como troncos apoyados en los lomos de los camellos que para no ser menos también dormían.
Y eran ya las diez de la mañana en Leon Guanajuato y los muy irresponsables habían dejado sin juguetes a los niños del Sur Cono Sur.
Así es que Mamá Vero salió apuradísima y preparó tres cafès en unas tazotas enormes que le habían regalado para Navidad y con la ayuda de Mateotín y de Juan los despertó.
Mateotín le clavó los dientes a Melchor en un brazo y Juan le gritó a Baltazar justo en la oreja con todas las ganas, mientras tanto Mamá lo sacudía a Gaspar y le pasaba la tasa con café por debajo de la nariz.
- Rápido, rápido, rápido - les decía Mamá Vero y los pobres reyes, todos contracturados por haber dormido toda la noche sentados en el piso se empezaron a desperezar.
Ese fue el año que los juguetes de los niños del Sur Cono Sur encontraron todos sus regalos colgados en los árboles en lugar de en los zapatos.
Y es justamente desde ese año que los Reyes Magos al último lugar del mundo al que van es a Leon Guanajuato. Porque les gusta el champan denominación de origen y también porque les gusta despertarse cuando Mateotín y Juan les llevan el café bien caliente. Ahora Mateotín ya no los despierta a mordiscones sino que les dice - Muy buenos días señores Reyes Magos y Juan ya no les grita en los oídos, pero siempre Vero les prepara el café en las tazotas más grandes que consigue.
Los regalos de los chicos se los dan en manos propias (como suelen decir ellos) y lo que siempre pasa es que Mamá Vero les prepara una cartita que también entrega en manos propias (como suele decir ella) en la que pide que una gran primavera campee por el mundo y todos los árboles se llenen de frutas y de panes.
Los reyes todos los años leen la carta y todos los años le cuentan a mamá Vero el secreto para que los niños reciban su regalo año tras año.
Y eran ya las diez de la mañana en Leon Guanajuato y los muy irresponsables habían dejado sin juguetes a los niños del Sur Cono Sur.
Así es que Mamá Vero salió apuradísima y preparó tres cafès en unas tazotas enormes que le habían regalado para Navidad y con la ayuda de Mateotín y de Juan los despertó.
Mateotín le clavó los dientes a Melchor en un brazo y Juan le gritó a Baltazar justo en la oreja con todas las ganas, mientras tanto Mamá lo sacudía a Gaspar y le pasaba la tasa con café por debajo de la nariz.
- Rápido, rápido, rápido - les decía Mamá Vero y los pobres reyes, todos contracturados por haber dormido toda la noche sentados en el piso se empezaron a desperezar.
Ese fue el año que los juguetes de los niños del Sur Cono Sur encontraron todos sus regalos colgados en los árboles en lugar de en los zapatos.
Y es justamente desde ese año que los Reyes Magos al último lugar del mundo al que van es a Leon Guanajuato. Porque les gusta el champan denominación de origen y también porque les gusta despertarse cuando Mateotín y Juan les llevan el café bien caliente. Ahora Mateotín ya no los despierta a mordiscones sino que les dice - Muy buenos días señores Reyes Magos y Juan ya no les grita en los oídos, pero siempre Vero les prepara el café en las tazotas más grandes que consigue.
Los regalos de los chicos se los dan en manos propias (como suelen decir ellos) y lo que siempre pasa es que Mamá Vero les prepara una cartita que también entrega en manos propias (como suele decir ella) en la que pide que una gran primavera campee por el mundo y todos los árboles se llenen de frutas y de panes.
Los reyes todos los años leen la carta y todos los años le cuentan a mamá Vero el secreto para que los niños reciban su regalo año tras año.
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