domingo, 20 de septiembre de 2015

Juan y los orcos

Cuando Juan era muy muy chiquito un día se perdió.
Se lo llevaron los Orcos por error.
Una mamá Orco que era muy chicata llevó un día a sus orquitos a andar en calesita, y cuando llegó la hora de irse además de a sus orquitos se lo llevó a Juan que estaba subido a un caballito colorado.
Mateín vió que la mamá  Orco se lo llevaba, pero como no podía hablar quiso avisarle a mamá Vero pero no le salieron las palabras.
Así es que cuando Vero buscó a Juancito se encontró conque no estaba y tuvo que volver a casa sin Juan y muy, muy, muy asustada.
La mamá Orco mientras tanto había llegado a su casa y les estaba dando de comer a todos sus orquitos.
Cada uno comía en un plato de distinto color y cuando la mamá Orco los sentó en fila a la mesa gigante de los orcos, se encontró conque le faltaba un plato, o le sobraba un orquito, según quiera mirarse.
En ese momento entró el papá Orco que venía del trabajo y el papá Orco, que también era un poco chicato pero que usaba anteojos, lo vió a Juan y dijo - Este Orquito no es nuestro qué  hace en nuestra casa?  La mamá Orca entonces lo levantó y lo puso muy cerca de sus ojos miopes y achicando los ojos miró con todo cuidado a Juancito y exclamó - Oh no !!!! Es un niñito...un niñito humano...
Juancito, que en ese momento era muy muy chiquito y no sabía hablar no podía decirle donde vivía, y como tenía mucho hambre le agarró el dedo a la mamá Orca y no se lo soltó más.
Así que la mamá Orca anduvo de acá para allá con Juancito agarrado de un dedo mientras atendía a sus orquitos y le daba de comer también a Juancito que comía casi casi como un orco.
Mientras tanto, en la casa de mamá Vero y papá Mateo, todos estaban muy asustados.  Mateotín iba y venía del living al dormitorio y quería contar que se lo había llevado una Orca muy enorme, pero como era tan chiquito como Juan tampoco sabía hablar.
Papá Mateo llamaba por teléfono a la policía y Lucy lloraba y la tía Pili alborotaba.
Era muy muy de noche y nadie dormía en la casa de la familia Sancho.
Así pasó todo la noche y vino la policía y se fue la policía y mamá lloraba con unas lágrimas gordas y calientes y Mateín le acariciaba la cara y quería decirle que no se preocupara que Juancito estaba con otra mamá, pero no podía porque no había aprendido a hablar Y como no podía decir nada le secaba las lágrimas con su manito caliente y nada más.
Al fin se hizo de día.  Y la tía Pili no aguantaba más dando vueltas en la casa.  Y Vero no aguantaba más dando vueltas en la casa.  Y papá Mateo no aguantaba más dando vueltas en la casa.  Y Lucy no aguantaba más dando vueltas en la casa.  Y Mateín dijo - Ca rru sel .   Y nadie le entendió porque Mateín no hablaba.  Y le dieron una galletita.  - Ca rru sel -  dijo Mateín y nadie le entendió porque Mateín era muy chiquito y no hablaba.   Y le dieron un vaso de leche.  - CA RRU SEL .  Dijo Mateín enojado y mamá Vero lo miró y dijo - ¿Qué has dicho -  Y Mateín dijo - CA RRU SEL .
Y entonces mamá le dijo a papá - Rápido, vamos al carrusel... y todos se subieron al auto amontonándose para no quedar afuera.
Cuando llegaron el carrusel estaba dando vueltas.   Y subido al caballito rojo cabalgaba Juancito.  La mamá Orco le había comprado un helado de vainilla y se había ensuciado toda la cara y la playera.   Parecía un orquito con todos los pelos embadurnados con helado.
Mateían gritaba como loco y quería subirse al carrusel, pero como eran muy chiquitos ni Mateín podía subir, ni Juan bajar del caballito rojo.
Al fin el carrusel se detuvo y papá Mateo fue buscarlo.
Ya pasaron muchos años desde que Juancito se perdió.  Pero me parece que fue el que mejor la pasó durante su aventura porque es el único niño que no le tiene nada, pero nada, de miedo a los Orcos de León.