viernes, 28 de agosto de 2015

El sapo que quería vivir

El sapo del que hablamos era de la familia Evaristo.  Como se sabe, los Evaristo, son una familia muy numerosa que vive en el cono Sur.
Y este sapo en particular vivía en el patio delantero de la casa de los bisabuelos  López.
Siempre había querido conocer mundo y dejar huella en el mundo y es por eso que se había ido por el desagüe que daba a la calle San Martín y de allí a recorrer el mundo.
No se tuvieron de él más que noticias espaciadas que rápidamente se comentaban en el barrio.  Así se supo por ejemplo que estuvo mucho tiempo viviendo en los Esteros del Iberá y que finalmente se estableció en el Delta, donde se habría casado con una Sapa tambén de apellido Evaristo, aunque no era parienta en ningún grado.
Un día el Sapo Evaristo volvió a San Martín 3455.
Es que se enteró de que la familia estaba volviendo y decidió, también él, volver al pago.
Entró por la misma canaleta por la que se había ido, cargado con una valijita verde que traía flotando sobre un camalote importado de Entre Ríos.
La Sapa Evaristo de Evaristo venía con él, envuelta en una pañoleta de líquenes que compró en un viaje al Sur.
Cargadísimos venían pero el resto de los petates se los traería más tarde un gaviotón que se dedicaba a las mudanzas.
Llegaron en septiembre, el mejor mes para llegar al patio de los bisabuelos porque es el mes en el que todas las plantas se desperezan.  Es el mes de la primavera en el patio de los bisabuelos y en los patios de 7000 km. a la redonda.
El sapo Evaristo recorrió el patio despacio y en plena madrugada y con satisfacción constató que la cuneta era habitable, aunque también notó que ya no existía la bomba del patio y su fresco nimbeo.
- Ya lo solucionaremos - pensó, mientras media a trancos la distancia desde la cañería maestra hasta su casa.
El barrio había cambiado, indudablemente, pero no tanto.  - El siglo XXI viene lento - pensó y dijo  Evaristo que era de pensar en voz alta.
- En un tiempo creía que en el siglo XXI todo serían plataformas suspendidas y vehículos a colchón de aire - pensó y dijo Evaristo. - Pero acá estamos, en el mismo patio, mismo desagüe, y ha cambiado, eso sí, el color de las paredes, que se ve más brillante.
La sapa Evaristo, acostumbrada a oirlo pensar en voz alta, ya casi no lo escuchaba, pero esta cuestión del siglo XXI le interesó   También ella había creído que el año 2000 y pico se vendría con grandes innovaciones, y también ella estaba un poco desilusionada porque consideraba que los cambios eran poca cosa.
Estaba el tema de los teléfonos inteligentes, eso sí.  Y la internet.  Eso sí. Pero pensaba que había algo de loco también en eso.  Tanta comunicación y tanta dificultad para comunicarse, pensaba la sapa Evaristo.  Tanto blablabla y tan poca capacidad para captar la esencia de las cosas, pensaba la sapa Evaristo.  A veces ni siquiera tenía claro lo que pensaba el propio Evaristo, aunque él anduviera pensando en vos alta todo el día.