viernes, 26 de julio de 2013

La magia, la tía Ana y la teoría de la relatividad

El problema de la magia es la relatividad.
La relativa capacidad de ver.
La relativa capacidad de hacer.
La relativa capacidad de entender.
La relativa capacidad de imaginar.
Por eso cuando hacemos magia dependemos de entender hasta que punto es relativo todo lo que nos rodea.
Magia.
La maga más maga que conozco es la tía Ana.
Pero como todo es relativo la gente no ve la magia que la tía pone en movimiento.
La tía Ana por ejemplo puede hacer desaparecer su culo solo con no verlo.
- No tengo culo dice la tía Ana.  Y no lo debe tener porque no lo ve por más que quiera.
La tía Ana por ejemplo se convierte en la tía Andrea cuando lo considera conveniente, o se queda sin hermanas porque las hermanas molestan cuando se van lejos y hay que extrañarlas.
La tía Ana dice que Andrea vive en Azul porque el Azul es más lindo que la idea de una Bahía Blanca, y entonces Andrea vive en Azul y chau.
Todos podrían vivir creyendo que así es porque en realidad, como todo es relativo,  da lo mismo dónde viva la tía Andrea.
Ana convierte a las servilletas usadas, a las bolsitas de nylon y a los pedacitos de cinta y de cordel en tesoros inigualables que guarda primorosamente en cajas y cajitas.
Y no nos puede explicar el valor enorme de sus tesoros escondidos y por eso los esconde cada vez más porque los simples  ojos de los simples mortales  no entienden nunca lo que ven.
Ana viene y va guardando hilos de colores y pulseras y collares.
Ana viene y va ordenando platos y cubiertos y su magia transforma en orden el desorden porque lo que no se ve no está, no existe, se ha ido.
Ana viene y va escondiendo las fotos “de los vivos y de los mertos” porque lo que no está no existe y ya no puede hacernos sufrir.
Así hace  Ana su magia.
Ana es muy mágica.
Tan mágica es la tía Ana que basta con mirarla para saber que es mágica. 
Basta con apoyar la cabeza en su hombro inquieto y entonces, si estás muy triste, ella se queda quieta y desaparecen todos los miedos y todas las incógnitas. 

Es lo mismo

La filósofa saladillense, Anita Mirassou, sí que me ha enseñado mucho de la vida.
Ella me enseñó que "es lo mismo".
Le puso a mami el peine de la gata en el baño, y mamá se peinó con él toda una semana seguida.  Y cuando descubrimos que mamá se peinaba con el peine de la gata Ana dijo 
- Es lo mismo.
Y mamá dijo - Tiene razón, es lo mismo.
Gracias a Ana descubrí que el problema es que solamente para mí, no es lo mismo.
Pero, si para todos es lo mismo, entonces debe de ser lo mismo.
...Y es lo mismo.
Pasé años creyendo que no era lo mismo.  Eso me trajo muchos conflictos en la vida.
Porque cuando uno ve una diferencia donde no la hay, entonces uno es simplemente un loco: Alguien que ve lo que no hay.
Desde que descubrí que Ana tenía razón, me repito a cada rato - Es lo mismo.
Entonces me aposento en la realidad y como es lo mismo, me quedo tranquila.
Pero es sólo por un rato.
Porque en el fondo de los fondos me resisto a creer que todo sea lo mismo.
Me resisto.  Hasta que la vida me vuelve a sentar de culo y me vuelve a peinar con el peine del gato porque, me guste o no, parece que aunque no todo sea lo mismo al fin de cuentas todo da igual.


2do. rock de los Mateitos

Los mateitos son de terror
te muerden pinchan
causan dolor

Ellos te muerden
puro temor
pero te quieren sin condición

Ellos patean
y es por amor
Los Mateitos
si que dan pavor

Y si te quieren
te hacen saber
que sos querida sin entender
te muerden aman y te hacen bien
ellos no entienden
que hacen doler

Cuando ellos crezcan
ya no sabrán
clavarte un diente
sin rechistar

Sabrán quererte
sabrán jugar
pero morderte
ya nunca más

Los Mateitos
te dan terror
pero te quieren
sin condición

Esos Mateitos si que dan terror.

martes, 9 de julio de 2013

De la otra manera

Cuando esté de la otra manera dame un beso en la frente, dame un beso en la mano, dame un beso.
Cuando esté en otro lado, cuando no pueda verte, dame un beso en el aire, dame un beso.
Cuando digas mi nombre y no responda no te asustes.
Cuando diga tu nombre y mire para arriba, para abajo, para el aire o la tierra, no te asustes.
Cuando esté en otro lado, de la otra manera, o esté acá nomás, acodada en la mesa y no responda, no te asustes.
Voy a estar con nosotros aunque no parezca.